El ministro de Culturas, Pablo Groux, inauguró el Primer Encuentro Iberoamericano de Arte Textil Indígena Originario en instalaciones del Campo Ferial de Bajo Següencoma con la presencia de tejedoras y tejedores de Bolivia, Perú y Colombia, además de las representaciones diplomáticas de los países participantes.

La primera autoridad cultural del país explicó que el Encuentro permite la puesta en valor de la producción artística y cultural para preservar la historia que se escribe en cada textil. Resaltó la participación de las comunidades y su trabajo.
En el evento se presenta las prendas textiles que son parte del “2do. Concurso Nacional de Ponchos y Tejidos Indígenas”, la “1ra. Muestra Iberoamericana de Arte Textil Indígena” y la “Exposición Fotográfica Itinerante de Arte Textil Indígena Originario”. La organización planificó una rueda de negocios el fin de semana con empresarios, microempresarios, tejedores y comunidades para impulsar la producción del arte textil entre otras actividades como desfiles de moda y conferencias.
Los predios del campo ferial se dividieron en cinco áreas. De la puerta de ingreso principal al lado izquierdo se exhiben una muestra de textiles patrimoniales que se encuentran en custodia del Museo Nacional de Arqueología (Munarq) junto a una colección de fotografías de tejidos recuperados del comercio ilícito.

En la parte inferior se sitúan las delegaciones internacionales de Perú, Panamá, Paraguay, Uruguay y Colombia con una muestra de textiles que muestran a sus culturas.
En la parte central se presenta 387 piezas textiles del 2do. Concurso Nacional de Ponchos y Tejidos Indígenas provenientes de más de 40 comunidades del país, tanto de tierras altas y bajas. El jurado calificador estará conformado por académicos e investigadores del arte textil además de representantes del Museo Nacional de Etnografía y Folklore (Musef), la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), el Ministerio de Culturas y representantes de organizaciones sociales. Se premiará a las tres regiones del país (comunidad y tejedor), en este sentido el Ministerio de Culturas destinó 36.500 bolivianos, se otorgará también un “Tractor Gran Premio Evo Morales” a la comunidad ganadora.
Al lado derecho se habilitó un espacio para el desarrollo de conferencias. Se contará con la participación especial de la especialista mexicana, Rosario Ramírez, quien desarrollará la temática “Indumentaria e iconografía indígena en México”. En el sector se habilitó un espacio para la comercialización de prendas textiles a objeto de coadyuvar al desarrollo de las comunidades.
Participan más de una treintena de comunidades de Bolivia. En el caso de La Paz se presenta Jotahoco, Ayllu Pallareta, Catacora, Charazani, Kariquina Grande, Pallina Laja entre otras. Kawalle y Caimuta de Oruro, Tarabuco, Pisila y Maragua de Chuquisaca. Tujuta de Cochabamba y Rosario, Pasajes, Arenales, Copacabana, Muñayo, Choroya Avilés, Muñayo, Pozuelos, Papachacra, Yunchara y Viscarra de Tarija.
El ingreso es libre para que la ciudadanía aprecie cada muestra textil de Iberoamérica. El Encuentro cuenta con el apoyo del Gobierno Municipal de La Paz (GMLP) en el marco del título “La Paz Capital Iberoamericana de las Culturas”.
JM
La Paz, Octubre 21 de 2009
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Foto 1: Tejedora de Caimuta - Oruro
Foto 2: Textiles Colombianos
Fuente: http://www.minculturas.gob.bo/index.php?option=com_content&task=view&id=1127&Itemid=1

SAN ROQUE: Tarija baila para el Tata que cura



[La revista Escape de La Razón, en su sección de Antropología publicó este artículo referente a la fiesta de San Roque del Departamento de Tarija - Bolivia]

La ciudad andaluza de Tarija se vistió de fiesta por el lapso de un mes en la celebración de San Roque, patrono protector de la salud de sus habitantes. Esta tradición popular, que convoca a toda la población tarijeña, se inicia el 16 de agosto, fecha del santo, y se extiende durante 30 días. Este año concluyó el 15 de septiembre con el denominado Encierro o la Fiesta Grande.
Por tradición, el santo sólo concede peticiones de salud a sus profesantes, todos hombres que —vestidos de chunchos— hacen su promesa pidiendo la intercesión milagrosa para sí, un familiar o persona necesitada.
El santo que cura
En el siglo XIX se construyó en el pueblo de Lazareto, a siete kilómetros de Tarija, un leprosario. Según la tradición, allí habría aparecido San Roque para curar las heridas de los enfermos.
Muchos de los pacientes sanados milagrosamente eran guaraníes. Por ello, la imagen del “tata doctor” se habría fusionado con la deidad indígena de Tumpa, para convertirse en el San Roque, que es hasta hoy el patrono mayor del pueblo tarijeño.
En un inicio la fiesta duraba sólo tres días: el primer domingo de septiembre empezaban los festejos y dos días se dedicaban a la octava. Hoy, el evento ocupa todos los domingos de septiembre, empieza con San Roque, la Octava de San Roque, San Roquito y la Octava de San Roquito, con fiestas paralelas. Cada semana se cambia la imagen por una más pequeña.
Paseo al son de cañas
Entre los saltos y plumas de los chunchos resaltan las cañas que son instrumentos aerófonos de cañahueca, que pueden alcanzar más de dos metros de largo y que acaban coronados con un cuerno de cuero de vaca. Su sonido se escucha en la ciudad de Tarija sólo en San Roque.
En el cierre de la fiesta, las cañas se suman a los tambores para acompañar el largo recorrido de la imagen principal de San Roque, que va de capilla en capilla y de iglesia en iglesia por todo el centro de la ciudad. Detrás, desfilan los bailarines coloreando las rutas con las pañoletas, sombreros y plumas que los engalanan.
Lo particular de esta fiesta es la absoluta ausencia de bebidas alcohólicas, las que son reemplazadas por la venta de alojas de maní, las empanadas y los rosquetes blanqueados y la comida típica de la época.
Por la gran afluencia de visitantes y peregrinos que llegan desde otros departamentos y países como Argentina, el 24 de agosto de 1992 se promulgó una Ordenanza Municipal para la declaratoria de la Fiesta de San Roque como Patrimonio Histórico, Religioso y Cultural. Para el 8 de septiembre de 1998, la Fiesta de San Roque fue declarada como Patrimonio Histórico Religioso y Cultural.
Los chunchos
Al revivir la tradición del milagro del leprosario, los chunchos devotos hoy representan a los enfermos; recuerdan la época en que estos hombres bajaban a la ciudad para pedir limosna, alimento y agua. En la actualidad, como parte de su promesa, los chunchos devotos de San Roque bailan seis días, con un intervalo de dos días cada tres jornadas.
Con los años, la vestimenta de los chunchus ha cambiado, pero aún conserva sus elementos característicos, que fusionan tanto la cultura occidental como la guaraní. El turbante ceñido a la cabeza del promesante es un tocado hecho con plumas dispuestas en cinco aros y teñidas de colores: encima, las blancas seguidas de las rojas, verdes, azules, amarillas y naranjas.
La cabeza de los chunchus está cubierta por un gran pañuelo que llega hasta la espalda. En su parte inferior se fijan lentejuelas, cintas, bordados y espejos. De allí cae un velo transparente que cubre el rostro del promesante, evocando a los enfermos que escondían sus rostros lacerados.
El ponchillo es una capa de seda que baja de los hombros hasta la cadera. Allí se encuentra con un pollerín que cubre las piernas del chuncho. El atuendo se completa con una flecha en la mano.
El “Encierro”
La jornada particularmente significativa es el Día del Encierro de la fiesta que es cuando los bailarines prácticamente recorren toda la ciudad antes de “encerrar” al santo hasta el próximo año.
Más de 2.000 chunchos, acompañados por cañas y tambores, inician su trayecto en la catedral central de Tarija; siguen por la iglesia de San Francisco, el hospital, hasta llegar a la iglesia de San Roque, el lugar donde despiden la imagen del “taita curador”.
Este último día, los chunchos llegan a bailar hasta ocho horas continuas. Su objetivo es cumplir con la promesa de fe que formularan a San Roque. En la jornada del “Encierro” toda la población de Tarija goza de asueto, a fin de que la mayoría de los fieles pueda compartir y se sume a su mayor fiesta tradicional religiosa.
La festividad concluye después de despedir al santo con la bendición y los fuegos artificiales en el atrio de la iglesia de San Roque.

Texto: José Luis Aguirre
Fotos: José Luis Aguirre y César Llanos Llanos
Fuente: http://www.la-razon.com/versiones/20091018_006884/nota_277_895419.htm

[En otro artículo —Músicas y Contextos— comentamos sobre la importancia de la contextualización de una música-danza. Partiendo de ello, los festivales de música autóctona, impulsado por instancias estatales, generan dinámicas culturales muy interesantes, inesperadas en muchos casos. Como ejemplo de ello, incluimos esta convocatoria (Ministerio de Culturas-Bolivia), para que puedan asistir y presenciar estos fenómenos; claro, además de deleitarse con la música-danza andina boliviana.]

De Pacha Kamani

El Ministerio de Culturas a través del Viceministerio de Interculutralidad invita a los pobladores de las comunidades pertenecientes al sector del altiplano (La Paz, Oruro y Potosí) a participar en el “Primer Festival de Música y Danza Autóctona Originaria” en su tercera fase a realizarse el 17 y 18 de octubre en la localidad de Tiwanaku.
Los interesados deberán presentar una danza con un mínimo de 30 integrantes entre músicos y bailarines, deberán elegir a su representante y registrarse en una ficha técnica hasta el 16 de octubre en la Unidad de Promoción y Producción Artística del Ministerio de Culturas.
El Festival se realizará en la población de Tiwanaku por ser uno de los centros culturales más importantes de Latinoamérica ya que guarda toda la riqueza antropológica del país, señaló la directora de Promoción Artística Cultural del Ministerio de Culturas.
La primera fase del Festival se desarrolló en la localidad de Aiquile (Cochabamba) con la participación de 20 agrupaciones que interpretaron danzas vinculadas a los ciclos agrícolas, rituales y climatológicos pertenecientes a la Llajta y Chuquisaca. La segunda fase se efectuó en el municipio de San Julián del departamento cruceño.
En cada ocasión se otorgó a los ganadores del primer lugar un premio de 20 mil bolivianos, 15 mil al segundo lugar y 7 mil al tercero, explicó Arandia, quien confirmo que de la misma manera, los tres primeros lugares obtendrán los premios mencionados.
MRF
La Paz, Octubre 7 de 2009.
Fuente: http://www.minculturas.gob.bo/index.php?option=com_content&task=view&id=1077&Itemid=1

La historia en Latinoamérica tiene diferentes horizontes y matices; de igual forma, la música “generada” por esos procesos. Si bien los horizontes largos y míticos de la historia nos vinculan musicalmente con el entorno natural y espiritual de los ancestros y la música producida por las comunidades originarias (llamados grupos étnicos); no podemos dejar de lado otros complejos fenómenos (social, cultural y musical) ocurridos en estos horizontes de “corto” alcance.

En este caso, uno de los más cruentos sucesos acaecidos en este continente (después del “descubrimiento” de América, dirían muchos) fue sin duda las dictaduras. Sólo en Bolivia, los regímenes militares abarcaron breves periodos intermedios, del 4 de noviembre de 1964 al 9 de octubre de 1982 y dejaron 110 desaparecidos, según el Informe Sobre las Desapariciones Forzadas en Bolivia, elaborado por Asociación de Familiares de Muertos y Desaparecidos por la Liberación Nacional (Asofamd) [1]. Iguales o peores ejemplos los encontramos en los vecinos países.

¿Qué tiene que ver esto con Mercedes?, dirían unos pocos desentendidos. Mercedes Sosa, como muchos lo saben, fue un ejemplo del papel que tiene la música en la historia y cómo ella —la música— puede representar un sentimiento colectivo de reivindicación social, cultural y de vida. Las canciones de Mercedes Sosa fueron el impulso de muchas voces preocupadas por la gente; Sosa fue parte de una cadena que dio sostén, no sólo musical y sentimental, sino también ideológico a toda una generación [2]. Ella, así como otros canta autores, reclamó por la gente que no tenía derecho a voz.

Por ello, este pequeño homenaje a la “negra”, cuyo corazón cantó hasta el día de ayer, a la edad de 74 años termino una canción. Ahora su voz se eternizó más aún y cantando un miles, millones de personas [3].

Con este triste suceso esperamos que la “corta memoria” de la gente “de a pie” trascienda a los recuerdos ingratos de la vida, no para amargarla, sino para recordar que cada día que pasamos (las nuevas generaciones especialmente [4]) valieron infinidad de vidas. Desde las indígenas hasta otras, cómo la de la “negra”, que desde el más recóndito lugar luchan, no sólo cantando sino labrando la tierra, sudando en la mina y más, por algo mejor para nosotros…sus hijos.

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[1] http://www.fmbolivia.com.bo/noticia14581-4-dictaduras-militares-dejaron-110-desaparecidos-en-bolivia.html

[2] En el caso boliviano encontramos a Savia Nueva (los hermanos Junaro), por dar un ejemplo. Ver otros datos latinoamericanos en http://www.selloalerce.cl/asp/biografia_detalle.asp?id_artista=181

[3] http://www.eldiario.net/

[4] Lamentablemente, para las nuevas generaciones estas músicas se han reducido a un “nuevo estilo” musical, producto de la re significación en este nuevo contexto globalizado y mercantilista.


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