Miguel Peña Guaji el Ichini Mojeño

Miguel Peña, importante dirigente indígena de Mojos, ejerció como subcentral de Cabildos Indígenales del Territorio Indígena Multiétnico (TIM). Nació el 2 de julio de 1963, en Medio Monte, muy cerca del poblado de San Lorenzo de Mojos (Provincia Mojos, Departamento del Beni), realizó sus estudios básicos en la Comunidad Monte Grande del Apere. Único hijo varón entre cuatro hermanas, sus padres fueron don Ignacio Peña Hurtado del pueblo Chiquitano; su madre Martina Guaji Noe de la comunidad de Monte Grande del Apere perteneciente al pueblo indígena “mojeño trinitario”.
Culminó sus estudios secundarios en el Centro de Educación Media para Adultos en la ciudad de Trinidad. Y se casó con Elizabeth Noza Mosua, con quien tuvo 5 hijos.
En 1982 prestó su servicio militar en el Batallón de Policía Militar Nro. 3 de Trinidad.
Fue Presidente de la Subcentral de cabildos Indígnales del Territorio Indígena Multiétnico Nº 1 (TIM Nº 1) planteándose como línea de acción la lucha por la consolidación de la Tierra y Territorio como derecho comunitario indígena, y la defensa de los Recursos Naturales.
Como Secretario de Tierra y Territorio de la Subcentral de Cabildos Indigenales del Territorio Indígena Multiétnico Nº 1, logró el saneamiento de tierras en la región de Mojos en beneficio de miles de campesinos indígenas que eran privados de aquel derecho.
Durante su lucha en defensa de las tierras comunitarias de origen durante los gobiernos de Banzer y Sánchez de Lozada, fue encarcelado y torturado en celdas de la Policía provincial de San Ignacio de Mojos.
En el año 2000 encabezó al pueblo Trinitario Mojeño en la tercera Marcha Tierra, Territorio y la Asamblea Constituyente; y en el 2002 dirigió a su pueblo en la Marcha a la ciudad de La Paz, exigiendo la Asamblea Constituyente y la reconducción del Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA), además de la nacionalización de los hidrocarburos.
En el 2006 fue elegido Asambleísta Constituyente Plurinominal por el Beni por el MAS – IPSP, asumiendo la Secretaría de la Directiva Constituyente.
En enero del 2010 fue designado Viceministro de Interculturalidad del Ministerio de Cultura sentando presencia de la diversidad cultural de Bolivia y equilibrado la gestión cultural nacional trabajando principalmente en tierras bajas. Impulsor principal de la declaratoria de la cultural de Mojos como Patrimonio Cultural Inmaterial ante la UNESCO.
Murió el 27 de mayo del 2010 en el altiplano indígena boliviano (sobre la carretera Oruro – La Paz), en cumplimiento del deber, pues durante la mañana de este jueves 27 de mayo se había dirigido a la población de Yaco, en la Provincia Loayza del Departamento de La Paz, para entregar obras de restauración arquitectónica en el templo de dicha comunidad indígena. La delegación fallecida esta compuesta por Marco Vásquez Rivera, Fermín Mendoza Limachi y tres dirigentes indígenas mojeños (Teófilo Semo Muyba, Zenón Semo Moye y Cruz Tamo Guaji) miembros de la Organización Indígena Tierra Comunitaria de Origen del Territorio Indígena Multiétnico de Mojos.
Este es un homenaje a su persona por la constancia trabajadora por las culturas de Bolivia. Miguel, un hermano ejemplar que nos ayudó a salir de la teoría urbana para entrar a la práctica de las culturas de tierras bajas, en especial la mojeña. Fue un honor haber compartido con él la dura tarea de la defensa de la cultura y el patrimonio cultural de Bolivia, ahora nos impulsará y acompañará su espíritu que ha encontrado al Ichini ancestral.

Asurupaya Tata Miguel.

Atte. Richard Mújica A. y equipo PachaKamani
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Fuentes:
1)ÁVILA, Montaño, Hernán, El Ichini Mojeño ha despertado, Ed. SIRENA
2)Comunicado Oficial del Ministerio de Culturas, en fecha 27 de mayo de 2010
3) Fotos: Ministerio de Culturas

ALASITA, FIESTA DEL EKEKO

[En la polémica del origen de las Alasitas y del ekeko publicamos un artículo, como muchos otros, publicados en el 2006 que ratifican a Bolivia como se epicentro de práctica y origen]

Esperanza, prosperidad y encuentro. Es la fiesta de Alasita, aglomera a un gran número de personas que se reúnen para adquirir miniaturas que simbolizan algún objeto que se quiere obtener en el transcurso del año. En Alasita los artesanos en miniatura elaboran documentos, alimentos, ropa, adornos, muebles, accesorios, artefactos del hogar y del trabajo, edificios, casas, terrenos, dinero, autos, todo lo que pueda imaginar que representan el cotidiano vivir de la gente este donde este.
El 24 de enero de cada año, es dedicado a esta actividad cuyo principal personaje es el ekeko, iqiqu, o simplemente ekeko, es una deidad que simboliza la abundancia, su actual figura es la de un hombre gordo cargado de muchos objetos y un cigarrillo en la boca, los brazos extendido, cuyas manos agarran billetes.
La tradición estipula que debe comprarse estos objetos de miniatura a las 12:00 del medio día, por significar una “buena hora”, para realizar esta compra y tener asegurada su adquisición real a lo largo del año o en el futuro.
En el pasado precolombino y republicano se acostumbra a guardar objetos pequeños que simbolizan la producción, como protección de estos productos para que la vida de la comunidad sea prospera
Actualmente, las autoridades comunitarias, mama t'alla y jilaqata están consignados a tener guardado replicas de la comunidad, vale decir, figuras de llama, alpacas, ovejas, toros, productos de la chacra como papa, chuño, granos y otros, que se convierten en illas que son amuletos que atraen la abundancia a la comunidad.
Cada persona casada o soltera, hombre o mujer, le corresponde una clase de illa, así existen illas de protección contra las enfermedades, las maldiciones y otras que buscan garantizar la prosperidad personal o familiar.
Al comprar una miniatura en Alasita se convierte en una illa, que debe ser ch'allada (rociada con vino, alcohol, flores y coca) intercomunicando al objeto, la persona que compra con las deidades de la pachamama (madre tierra) y los achachilas (los cerros) quienes facilitan en el futuro que el objeto comprado sea real. La religión católica aprueba estas manifestaciones culturales, precisamente algunas personas que hacen ch'allar recurren también a la bendición del sacerdote combinando ambas creencias.
Las illas de producción (ganado y producción de la chacra) tienen otra faceta, se han convertido en pasaportes, autos, casa, ropa, etc., que simbolizan la vida urbana, ejemplo que las creencias aymaras han transcendido las costumbres urbanas, llegando a otros estratos sociales quienes son ahora, los que mantienen la creencia de prosperidad comprando miniaturas. Las miniaturas que reflejan la esperanza de obtención de deseos “pequeños” hechos “grandes”.

Gloria Villarroel s.
Artículo publicado el 2006 en: http://www.winaybolivia.com/articulos/alasita_art.htm

Gloria Villarroel Salgueiro
Antropóloga
chaskawara@yahoo.es



En el tiempo de Jallupacha o tiempo de lluvia se lleva a cabo la fiesta de Todos Santos, es originariamente el encuentro con nuestros antepasados quienes llegan para hacer crecer lo sembrado, aspecto que no puede ser explicado científicamente, cómo las almas (alma en el vocabulario castellano, ajayu en aymara) pueden hacer crecer los productos sembrados, pero se constata cuando ya en el tiempo de la cosecha, posterior a carnavales, se sacan los productos especialmente grandes y crecidos como no ocurre en otra época del año.
Todos Santos así llamado por la intronización de la fe cristiana es un ritual antiguo dirigido a las almas de nuestros antepasados que viven en las montañas o achachilas, en los ríos, los lagos como la quta mama y la Pachamama estas almas cuidan y guían a la comunidad todo el tiempo, en esta fecha se efectúa el encuentro de reciprocidad para devolver los favores recibidos y continuar así con el ciclo del ayni, ya que no solo es recordar a los que se fueron es un encuentro de reciprocidad con nosotros y ellos, durante todo el año. Ellos son parte de toda la comunidad y en Todos Santos se restablece los lazos de parentesco con los respectivos parientes con quienes se vincula un alma.
El tiempo de Jallupacha es tiempo de fertilidad, para iniciar la vida no solo alimenticia, también social, antiguamente en este tiempo se hacía bautizar a los niños, para que formen parte de la comunidad como miembros socialmente reconocidos, no solo para el niño o niña también para la pareja ya que a partir del bautizo de los hijos, la pareja inicia el proceso de establecimiento de relaciones sociales fuera del núcleo familiar, el compadrazgo. Al establecer los lazos matrimoniales pasaron a formar parte de la comunidad como jaqi o persona completa por ello el casamiento en aymara se llama jaqichasiña que quiere decir “hacer una persona”, es decir, persona social de la comunidad con deberes y derechos. Entonces Todos Santos es tiempo para iniciar la vida en la chacra, en la familia y por ende de la comunidad.
Uno de los elementos de la mesa del difunto es el pan, este no era propio del ritual, el pan fue introducido en la época colonial, esta relacionado a la hostia y al rito de la ultima cena, lo mismo ocurre con la creencia en el cielo y el infierno, el bien y el mal, el temor a un ser maligno, este pensamiento divide los espacios entre lo bueno y malo, esta concepción no es compartida con los pensamientos aymara y quechua, ya que la naturaleza forma un todo en equilibrio, donde nada es mas y nada es menos, existe una relación de complementariedad y reciprocidad, lo mismo que las almas no van al purgatorio, al infierno o al cielo, las almas van a los achachilas y la Pachamama para proseguir con la vida comunitaria. Los comunarios cuentan que al morir, el alma retorna al achachila, antes debe cruzar barrancos y ríos, el alma tiene la guía de un perro negro, por ello los ancianos premeditando su muerte crían un perro negro para que este les guíe en ese camino al achachila, como es el caso de Dña Domitila Calle de la Comunidad de Chojñacota de Oruro, de aproximadamente 72 años de edad, buscaba comprar un perro negro para ser su compañero y guía en el viaje del alma.
La mesa (apxata) de "Todos Santos" hace referencia a la unión de los espacios Alax Pacha, Aka Pacha, Manqha Pacha, por tanto es un tiempo de equilibrio entre las fuerzas de la naturaleza por ello cuando graniza o llueve el día del despacho del alma (2 de noviembre) quiere decir que las almas estuvieron con nosotros, empieza el baile con la pinkillada; el pinkillu es un instrumento cuya música traerá la lluvia para regar los campos. La lluvia es también vida, sin agua nada en la tierra podría crecer y vivir, este es un ejemplo más que constata que Todos Santos es tiempo de vida más que de muerte. Todos Santos tiempo de encuentro y continuidad de vida biológica, social y comunitaria.
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1. Artículo publicado en EL DIARIO, en fecha 2 de noviembre de 2001, con el título “Todos Santos. Tiempo de Vida y Muerte”. Este artículo ha sido modificado para la publicación actual.
2. Fotografías: Squentan. Todo Santos en la localidad de San Andres de Machaca (2007).
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Todos Santos: Encuentro, iniciacion y continuidad de vida by Gloria Villarroel Salgueiro is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 3.0 Unported License.

[Continuando con la temática de la Biodiversidad y la Fiesta del Gran Poder, ponemos a consideración el artículo que Fernando Claros (Antropólogo) presentó en representación a la Unidad de Patrimonio Inmaterial del Viceministerio de Desarrollo de Culturas. ¡Muchas gracias Fernando! ]

La Biodiversidad como elemento fundamental de la Cultura

(Ponencia leída en el Seminario “Folklore, Cultura y Biodiversidad” realizado en el Viceministerio de Biodiversidad el 14 de mayo de 2008)

Fernando Claros Aramayo *

Conceptos generales en lo referido a la antropología, nos indican que la cultura se encuentra inserta en toda actividad de los humanos.

Efectivamente esto es real, sin embargo cuando se trata de identificar los elementos sobre los cuales se erige esta realidad, nos damos cuenta que hay elementos primarios básicos que sin su presencia no sería posible fundamentar algunos hechos y conceptos.

En este sentido, la cultura como manifestación y hechura del ser humano, debe su presencia a la existencia de la vida, al igual que todas las demás ciencias, incluyendo las que se encargan del estudio de la biodiversidad.

Considerando la biodiversidad en su concepto básico como la amplia variedad de seres vivos sobre la Tierra, producto de millones de años de evolución (algunos estudios indican que la biodiversidad que hoy se encuentra en la Tierra es el resultado de cuatro mil millones de años de evolución), es innegable la influencia que ha tenido en el ser humano y, por ende, en la producción de cultura.

El proceso evolutivo del ser humano y su pervivencia ha dependido de las bondades de la biodiversidad fundamentalmente en el uso de la flora y la fauna adecuada específicamente a su alimentación (caza y recolección).

Al llegar a la etapa de homo faber, comienza a utilizar y modificar su entorno fundamentalmente en base a la elaboración de herramientas (piedra y luego metal) a objeto de poder tener mayor dominio sobre el entorno que le rodea.

Es a partir de este momento que se inicia una batalla del hombre contra la naturaleza. Empieza a domesticar plantas y animales y construir elementos de sobrevivencia con tal imaginación que no hay ningún elemento vivo (plantas y animales) que pueda hacerle frente. Se empieza a organizar en sociedades cada vez más complejas, construye herramientas y armas eficaces contra depredadores grandes y salvajes, elabora antídotos contra las defensas naturales de muchas plantas y animales (veneno), produce cremas, vestimentas, etc. que ayuden a la protección contra posibles amenazas de su entorno.

Asimismo va construyendo mitos, relatos, cuentos, costumbres, ritos, (inclusive instrumentos para los rituales), etc. con componentes apropiados ideológicamente de su entorno (tótems, danzas, vestimentas, instrumentos musicales específicos para un hecho ritual o festividad, etc.) los cuales se convierten en esencia de la identidad de cada uno de los pueblos y elemento fundamental de la cultura como tal que hace a la cohesión de un grupo o una sociedad.

Con el desarrollo, la industrialización y el crecimiento poblacional, se ha ido desestructurando relaciones de respecto, manejo y control que tenían los pueblos respecto de su entorno y, por ende, su nexo con la biodiversidad (concepto relativamente reciente).

Efectivamente, los fenómenos de contaminación ambiental son fruto del desarrollo y manifestación cultural de mayor complejidad, en donde se produce rompimientos grupales y se inicia una situación creciente de un mayor individualismo y, desde la perspectiva del capitalismo, se ingresa en una política de desmedido consumismo.

Los pueblos antiguos consumían únicamente lo que requerían, en cambio las sociedades actuales realizan consumos dispendiosos, muchas veces no requeridos para lo cual se realiza una desmedida depredación ecosistémica afectando de esta manera, por acción humana, a la biodiversidad.

La acción cultural humana ha trascendido las necesidades básicas y se ah extendido a las necesidades dispendiosas, donde los poderíos económicos, el prestigio, la muestra de poder, etc. hacen que se atente contra nuestro planeta.

Este mismo fenómeno se va incrementando en nuestro país. Aunque actualmente todavía se tiene la presencia de grupos étnicos diferenciados quienes mantienen algunas costumbres de preservación de nuestra biodiversidad a partir de la vida en armonía con los animales y las plantas, muchas ya se ven afectadas por la ingerencia de las “necesidades” de acumulación de capital.

Las estructuras culturales, fundamentadas en posiciones éticas y morales internas, se van rompiendo por acción y búsqueda de formas de conseguir mayores cantidades de dinero. Para el logro de este objetivo se van olvidando de las formas de conservación y respeto por su entorno vivo. Efectivamente este fenómeno es profundizado a partir de los movimientos migratorios efectuados a las ciudades, donde tienden a ingresar al sistema de acumulación individualista.

De los 36 grupos étnicos (división etnolingüística) que se mantienen vigentes en el país, todos mantienen aspectos culturales que tienen que ver con el uso y manejo de la biodiversidad fundamentalmente en lo relacionado a la caza, la pesca, la agricultura, es decir el manejo de tierra y territorio. Estos elementos se convierten en aspectos clave para entender el cómo se mantenía el contacto de respeto por el entorno ecosistémico en el que se desenvolvían.

Por ejemplo, los Araona siempre han tenido contacto con la variedad de animales silvestres de su habitad y se han convertido en hábiles cazadores, que siguen las huellas de estos animales sin ningún inconveniente. Las mujeres elaboran sus collares con semillas, etc. Asimismo, elaboran su malatoamai (especie de toca de plumaje) con el uso de plumas de las aves que ellos cazan específicamente para las fiestas.

Actualmente la incursión de la perspectiva turística en la mayoría de nuestros pueblos, de alguna forma incita a elaborar las denominadas “artesanías” las cuales son elaboradas con materiales o elementos vivos tendiendo a una incrementación en su elaboración que ya no es solo para uso doméstico y ritual, sino que ingresa para el comercio nacional y muchas veces internacional debido a sus elevados costos (una forma mucho más fácil de ganar dinero).

Los pueblos urus, quechuas y aymaras lograron manejar un calendario agrícola eficiente logrando captar los comportamientos animales como indicadores de decisión para sus cultivos; lograron también (hasta hoy) conocer el manejo de las diferentes plantas curativas (kallawayas), etc.

El grupo étnico Chiquitano, logró especializarse en la agricultura bajo la técnica de “roca de palo quemado” que describe Riester (1976) que sirve para el autoconsumo.

Los Tacana se caracterizaban por cazar y comer la mayoría de los animales que encontraban en su entorno y pescaban con el “barbasco” y la agricultura se convirtió en básica para su subsistencia.

De esta manera podemos resaltar a todos los pueblos en nuestro territorio.

Lastimosamente, la mayor demanda para exposición ornamental privada o la de demostrar ostentosidad en alguna entrada folklórica, etc. están haciendo que se ingrese en una acción depredadora aprovechando el momento de necesidad de los pueblos en cuanto economía se refiere.

Académicamente, el campo de la antropología se ha dedicado al estudio de estos aspectos a partir de los años sesenta que se empieza a tratar de entender culturalmente la ecología y la adaptación humana (Julian Steward 1955, Roy Rappaport en 1968, Marvin Harris en 1985). Sobresale el trabajo de Harris en cuanto al relato de la vaca sagrada en la India, afirmaba que “la vaca es sagrada simplemente por las creencias religiosas hindúes y de otras vertientes, pero en última instancia porque es indispensable para la economía agrícola en los ambientes de la India, sobre todo para arar, proporcionar fertilizante (estiércol), combustible para cocinar (estiércol seco) y leche (en lugar de carne)” (Barfield, 2000).

Se ha iniciado un trabajo bajo el término de la etnoecología que hasta el momento, según Barfield, solo se ha caracterizado por realizar taxonomías nativas, aunque actualmente ya se va superando esa situación con trabajos de “antropólogos que determinan que tanto la cultura cuanto el medio se influyen y modifican mutuamente a lo largo del tiempo, acercamiento que se conoce como ‘ecología histórica’” (ibídem). Uno de los trabajos más importantes es el de William Balée (1994) quien va a “aplicar en su estudio la ecología histórica para integrar aspectos de etnoecología, ecología cultural, ecología biológica, ecología cultural, ecología política y ecología regional en un marco de referencia procesal” (Ibídem).

Por estas posiciones y otras más profundas y amplias se considera que la Biodiversidad es un elemento importante dentro de la cultura y que su preservación debe ser efectiva. En el caso que involucra a pueblos originarios o nativos, se debe realizar estudios de recuperación de valores y conocimientos en torno a la protección del medio en que viven. Por ejemplo, los pueblos andinos enseñaban a cuidar a los sapos indicando que el dolor que estos animales sentirían, luego de ser dañados por un niño, se reflejaría en el mismo niño, por lo tanto los niños aprendían a no maltratar a estos animales beneficiosos en el agro y que hoy están en peligro en la región circunlacustre del lago Titicaca, por ejemplo.

* Antropólogo: Técnico investigador de la Unidad de Patrimonio Inmaterial del Viceministerio de Desarrollo de Culturas.


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