Copacabana de los Inkas Aymáru- Aymára

Continuando con la difusión de las recientes publicaciones, recomendamos uno de los aportes históricos de gran trascendencia para el estudio de la cultura Aymara, nos referimos a una de las pocas crónicas existentes de los Aymara y específicamente del área circunlacustre del Lago Titicaca (La Paz - Bolivia).

La Fundación Flavio Machicado Viscarra (FFMV) gracias al auspicio de la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia, presentan la re-edición de la obra “Copacabana de los Incas Aymaru – Aymara”, del autor Fray Jesús Viscarra Fabre.

La primera edición de esta obra se escribió en 1901. Considerada en el tiempo como una obra extraña y enigmática ya que su contenido es una especie de ventana hacia el pasado precolombino tardío y colonial temprano de la península de Copacabana.

Su re edición presenta una introducción que invita a conocer quien fue el autor tras el descubrimiento de distintos documentos personales y de la obra, conservados en el Centro de Información de la Fundación Flavio Machicado Viscarra.

A principios del siglo XX, Copacabana de los Incas intenta revalorizar la imagen de lo local aymara e indígena en contraposición a las prevalecientes ideas de la época, de la superioridad cultural y social de lo extranjero.


Contactos y Pedidos:
Cristina Machicado Murillo
Asistente del director FFMV
Cel: (591) 76513130
Email: machicado.lacris@gmail.com

Fundación Flavio Machicado Viscarra
Av. Ecuador # 2448 Sopocachi
Telf: (591-2) 2411791

Publicaciones de música y danza del Departamento de La Paz

En los últimos años, influenciado por la reciente dinámica política en Bolivia, se ha producido un afán por “conocer” ciertas generalidades del ambiente festivo, musical y de danza del departamento de La Paz. Este interés fue bien recibido por la celebración del Bicentenario de este departamento.
Este contexto facilitó la publicación de algunos textos relacionados a las danzas y músicas de carácter autóctono o “tradicional” interpretadas en la actual región que comprende el departamento de La Paz.
Por otro lado, el interés despertado no sólo se orienta a instituciones y autoridades sino también en la población en general. Por ello, con la intención de coadyuvar en la difusión de estos trabajos seguidamente hacemos una breve descripción de estos trabajos.
El texto “Registro de Música y Danza Autóctona del departamento de La Paz” es un trabajo realizado en el marco del Plan de Desarrollo Departamental de la Gobernación de La Paz, la difusión de este material está orientado a la promoción cultural, ya que el libro contiene fichas donde se menciona el nombre, origen, procedencia, época de interpretación de la danza, además de los participantes, coreografía, acompañamiento musical, vestimenta, antecedentes históricos y otros aspectos. Además, esta producción literaria cuenta con 101 danzas de las 20 provincias del departamento de La Paz. Tiene cuatro capítulos con las siguientes características: fichas de registro, instrumentos musicales y partituras, calendarios y patrimonios culturales.
Por otra parte, este texto cuenta con un DVD con 60 danzas de las provincias del departamento. El documental narra sobre el nombre, origen, procedencia, época de interpretación, participantes y coreografía, acompañamiento musical, vestimenta, y antecedentes históricos de la danza.
El segundo libro titulado “Cada año bailamos – Sapa maraw thuqht’apxirita: Danzas autóctonas del Departamento de La Paz”, publicado en el marco del Bicentenario, es una investigación de la antropóloga austríaca Eveline Sigl.
Este estudio abarca 75 danzas que no sólo son analizadas en el libro, sino que también pueden ser vistas en un DVD que acompaña la publicación. “Alrededor de un 50 por ciento del texto consiste de testimonios de los propios bailarines que explican la función y el sentido de la danza”, explica Sigl, quien trabajó en esta investigación junto a Elena López Zenteno y David Ordóñez Ferrer.
Estos trabajos sin duda ayudan a “conocer” las danzas y músicas existentes en este departamento. Y si bien algunos especialistas mencionan que son generales, pensamos que la finalidad de divulgación general es lo valioso de estos, sin mencionar el complemento audio-visual que tanta falta hacen a este tipo de trabajos.

Fuentes:
http://www.eldiario.net/noticias/2010/2010_04/nt100428/6_02clt.php
http://www.continental.com.ar/nota.aspx?id=932220

El bambú crece a razón de cinco centímetros por día y gracias a su estructura química puede procesar más dióxido de carbono que otras plantas, dice el arquitecto José Luis Reque, quien propone que esta especie vegetal sea considerada para paliar el impacto de los gases de efecto invernadero.

Reque trabaja en el Instituto de Investigación de Arquitectura de la Universidad Mayor de San Simón (UMSS), desde donde propone un “plan b” para enfrentar el calentamiento global con bambú, por su alta capacidad de absorber dióxido de carbono. El arquitecto fue expositor en el IV Simposio sobre Cambios Globales, que se realizó en la ciudad de La Paz del 30 de septiembre al 1 de octubre.

La especie vegetal es utilizada en el mundo en unos 5.000 productos que van desde artesanías hasta calaminas, pasando por los biocombustibles. Reque dice que entre sus características están que su resistencia no depende de la calidad del aserrado o tipo de corte, no puede ser inmunizado, no se puede torcer, puede rajarse si no se utiliza un horno adecuado para su secado y, finalmente, no puede estandarizarse como el caso de la madera.

La planta “es una máquina termodinámica de la naturaleza”. Eso quiere decir que consume poca energía, y tiene un potencial alto de reproducción. El recurso está diseminado en todo el país, puede encontrarse desde Tarija hasta Pando, y en este último departamento existen cerca de 180 kilómetros cuadrados donde crece libremente.

El bambú puede desarrollar hasta 2 metros de altura en seis meses, y tiene un alto rendimiento por hectárea. A los cinco años de vida ya puede ser utilizado en la construcción, artesanías o la industria.

“Para producir bambú, la naturaleza requiere cincuenta veces menos de energía que la que el ser humano necesita para hacer acero”, dice Reque, quien insiste en que el correcto manejo de los bosques y suelos es la forma más barata para reducir los gases de efecto invernadero, y en este contexto el bambú puede devolverle oxígeno a la atmósfera por “prácticamente nada”.

El bambú es un procesador de dióxido de carbono más eficiente que los árboles tropicales, y puede ser un recurso sustituto de la madera. Por eso es que José Luis Reque cree que se puede empezar por proyectos de vivienda social para combatir el cambio climático de manera eficiente.

FUENTE: http://www.pieb.com.bo/nota.php?idn=5269
viernes 08 de octubre de 2010

Pinquillos embriagadores y diablos tentadores

Un equipo de investigadores nacionales y extranjeros concluyó la primera parte del proyecto “Pinquillos embriagadores y diablos tentadores”. Se trata de un estudio sobre la tarka, un instrumento de viento, pensado para el impulso de la etnomusicología en Bolivia.
El trabajo aborda en profundidad la investigación sobre la tecnología del instrumento hecho de madera y caracterizado por un silbato en la boquilla, su importancia en la región andina durante la época de la lluvia. Es un estudio social, antropológico y etnomusicológico.
La etnomusicología es la disciplina que estudia todos los tipos de música e instrumentos.
El etnomusicólogo Arnaud Gerard, uno de los investigadores del proyecto, explicó al Servicio Informativo que una de las intenciones del trabajo es “impulsar la etnomusicología boliviana, una ciencia moderna que surgió a finales del siglo XIX, porque en Bolivia no existe una carrera sobre esta disciplina”.
Aseguró que no existe un estudio completo sobre este instrumento, ni libros sobre el mismo, sólo publicaciones breves.
El trabajo de campo es amplio, el equipo de investigadores recorrió las poblaciones más importantes donde se toca la tarka. Desde Humawaca que está al norte de Argentina, Sur Chichas, Tupiza, pueblos de los alrededores de la ciudad potosina, Macha y Tinguipaya en el norte del departamento de Potosí, Tarabuco en Chuquisaca. Pampaullagas y Curawara de Carangas en Oruro, y San Pedro de Curawara y los alrededores del Lago Titicaca de La Paz.
“El objetivo –explicó– fue hacer conocer su origen, la relación del instrumento con las comunidades, con las fiestas, el desarrollo social”.
El investigador dijo que la tarka sólo es tocada desde noviembre cuando empieza el festejo de Todos Santos hasta principios de febrero, cuando termina la fiesta del Carnaval, que precisamente, ese es el tiempo de las lluvias.
De acuerdo con las creencias andinas, el espíritu del diablo o el sajra (en aymara) se libera en la época de la lluvia y anima para que se toque la tarka, además de inducir en ciertos comportamientos de los campesinos.
Origen
Gerard explicó que el estudio sostiene dos hipótesis sobre el origen del instrumento. “No queremos hacer afirmaciones, entonces dejamos estas hipótesis para que otros investigadores continúen”.
Está confirmado que fue creado durante el coloniaje. Una hipótesis sostiene que habría tenido influencia de la flauta dulce traída de Europa a América durante la colonia, de ahí la tecnología de la boquilla en forma de silbato.
“Entonces puede ser que a la flauta le hayan puesto un sonido andino, además tiene una perforación diferente con discontinuidades, de manera que emite el sonido ‘tara’ en quechua o ‘richa’ en aymara”. Por tanto, el libro realiza una profunda explicación sobre la tecnología musical de la tarka.
La segunda hipótesis dice que el ancestro del instrumento sería el pinquillo, instrumento de viento parecido a la quena creado en la región de Los Andes, pues su presencia está desde Ecuador hasta Bolivia.
Fabricación
Los investigadores encontraron en la población de Hualata camino a Sorata, provincia Omasuyos de La Paz, la fábrica más importante de tarka, donde toda una familia se dedica a este trabajo. Se llaman los tarqueros y en aymara, tarkluriris.
Otro centro de producción del instrumento es Pampaullagas cerca de Orinoca, al sur de Oruro donde las fabrican en madera blanca de Chuquisaca, llamada tarco y su nombre científico es Jacaranda.
Esta información y capítulos sobre la organología y acústica de la tarca, sirenas y diablos, y trabajos de campo (región por región) estarán en el primer tomo de Pinquillos embriagadores y diablos tentadores que en poco tiempo será presentado en la ciudad de La Paz y en homenaje al bicentenario de Potosí.
El proyecto fue impulsado con apoyo internacional y la Universidad Autónoma Tomás Frías de Potosí. El equipo que trabajó en el primer tomo está integrado por Henza Starat, Rosalía Martínez (etnomusicóloga en Francia), Rubén Pérez (etnomusicólogo argentino) quien falleció durante el proyecto, la belga Isabelle Versteraet fundadora del Instituto Boliviano de Estudios Municipales (IBEM), Gerard Borras investigador en Francia, y Arnaud Gerard.
Los investigadores nacionales trabajan en el segundo tomo sobre este estudio que estará concluido después de marzo.

Fuente PIEB: http://www.pieb.com.bo/nota.php?idn=4716

IMPERDIBLE: Entre el 19 al 21 de este mes se realiza en el Centro Simón I. Patiño de Cochabamba, la XVI versión del Festival Luz Mila Patiño, dedicado al Violín en los pueblos indígenas y campesinos. El Centro abrirá sus puertas a partir de 19:00 durante esos tres días y la entrada es gratuita.

XVI FESTIVAL (2010): EL VIOLÍN EN LOS PUEBLOS INDÍGENAS
Este año (2010), la XVI versión del Festival Luz Mila Patiño vuelve a Cochabamba, en un evento dedicado a mostrar el arte del violín en los pueblos indígenas y campesinos de Bolivia con el objetivo de generar un espacio de Encuentro Intercultural entre los principales maestros indígenas y campesinos del violín y la población de Cochabamba. En este contexto, se contará con la participación de unos 100 músicos violinistas, cantantes y bailarines quechua, chapaco, chaqueño, guaraní, chiquitano, guarayo y mojeño. Asimismo y de manera paralela, se tiene prevista la realización de un “Conversatorio de Maestros Indígenas y Campesinos de Violín” con el propósito de abrir un espacio para el libre intercambio de opiniones, visiones y experiencias, compartida de diálogos sonoros, a fin de que los maestro puedan interactuar entre sí y ampliar los conocimientos que se tiene sobre la interpretación del violín en Bolivia. Asimismo, se prevé una exposición de técnicas de construcción de violines con maestros provenientes de los distintos pueblos indígenas, quienes mostrarán las técnicas locales de la fabricación de este instrumento en el país.
Una vez concluido el Festival, en las instalaciones del Centro Pedagógico y Cultural Simón I. Patiño se llevará a cabo el Simposio de Musicología denominado “El Violín en el Espacio Boliviano”, evento en el cual destacados investigadores académicos, nacionales e internacionales, se reunirán para exponer sus investigaciones e intercambiar opiniones y experiencias sobre la diversidad de repertorios, músicas, técnicas de ejecución y sobre la historia de la presencia del violín en nuestro país. El ingreso a todas las actividades del festival, es libre.
HISTORIA DEL FESTIVAL
Instituido por el Conde de Boisrouvray, en homenaje a la que fue su esposa Luz Mila Patiño, el Festival "Luz Mila Patiño", si bien fue fundado en 1951 para apoyar a la música académica, se inicia como un proyecto para apoyar las manifestaciones culturales de los pueblos indígenas y campesinos, en 1971. Ese año, se realiza la primera versión, bajo la forma de llamamiento a conjuntos de danzas folklóricas para un “concurso premiado”, con el objetivo de poner en relieve y descubrir el patrimonio folklórico y etnológico boliviano. Se presentan varios grupos, entre los que destaca "La Diablada" de Oruro, que es declarada ganadora del evento.
Dos años después, en 1973, se organiza la II versión del Festival; para ello, se invita al destacado coreógrafo Mario Leyes, proponiéndole organizar un cuerpo de baile y al director de coros Sergio Vargas, encargándole formar un grupo vocal capaz de acompañar musicalmente al cuerpo de baile del profesor Leyes. Producto de esta invitación se crea la Escuela de Danza Folklórica, cuyas presentaciones grupales desde abril de 1973, se convierten en insumo de lo que sería el II Festival Nacional "Luz Mila Patiño" (1974), bajo la forma de un concurso premiado. En esa versión los objetivos del Festival se delimitan aún más y comienza a ser organizado como un espacio de Encuentro dirigido a promover y potenciar las expresiones más destacadas de la cultura de los pueblos indígenas y campesinos de Bolivia y a promover su conocimiento mediante el estudio etnológico y sociológico.
Siguiendo esta línea filosófica y política cultural de potenciación de la diversidad y de encuentro intercultural, la III versión, convocada para el año 1976, concretiza sus objetivos poniendo énfasis en la promoción de la riqueza y diversidad cultural indígenas aunque todavía no descarta la participación de agrupaciones folklóricas que mantengan rasgos de autenticidad. Con este espíritu, la Convocatoria del III Festival propone dos objetivos: (1) difundir las manifestaciones culturales de las regiones menos conocidas del país y, (2) poner en escena la riqueza cultural de las unidades socio-culturales del Oriente, el Chaco, la Amazonía y los valles sur-andinos. De esta manera, llegan a Cochabamba grupos de músicos mojeños, chapacos, chiquitanos, Guaraní-Izozeños así como el conjunto folklórico “Los Masis”. Paralelamente al Festival se realiza una feria artesanal donde se exponen instrumentos de música, cerámica, textiles, cestería, y un coloquio científico sobre el folklore, evento en el que participan personalidades como Hernando Sanabria, Alberto Guerra, Rogers Becerra, Víctor Vara Reyes, Marcelo Thórrez y Rafael Anaya.
El año 1978 el Centro Simón I. Patiño convoca al IV Festival dedicado a las comunidades andinas, buscando presentar “danzas y música preferentemente de origen prehispánico o, si son del período colonial, que mantengan sus características tradicionales sin influencia del folklore citadino”. Al igual que en el anterior Festival, todo el proceso es organizado de manera participativa con coordinadores regionales. Este festival, descrito por la prensa como un “grandioso 'tinku' musical”, es estructurado en dos partes: la presentación de más de 250 integrantes, músicos y artesanos de comunidades campesinas, pertenecientes a los departamentos de La Paz, Oruro, Potosí y Cochabamba, en el que se presentan tropas de Julu Julu, Choquelas, Lakitas, Jula Jula, Pinkillu, Sikuri, Lichiwayu, Paceños, Chiriguano, Tarka y, una exposición de textiles de las diferentes zonas altiplánicas, acompañada de una presentación “en vivo” de tejedoras. El Festival es acompañado con presentaciones callejeras, cuyo propósito es literalmente “tomar la ciudad” con música, bailes y despliegues coreográficos; esto tuvo un impacto tan fuerte que provocó diversas reacciones en sectores intelectuales y citadinos.
La presencia de esa diversidad y riqueza marcó el rumbo de las políticas culturales vinculadas al Festival. En ese contexto, el Centro Pedagógico y Cultural Simón I. Patiño promueve la llegada del etnomusicólogo suizo, Max Peter Baumann, quien inicia investigaciones en Bolivia. Es el momento en el que el Festival comienza a ser acompañado con investigación etnográfica y etnomusicológica y se inicia la implementación del Centro de Documentación de Música Boliviana, hoy Archivo Sonoro. Paralelamente se inicia una política de publicación de los materiales grabados y filmados a fin de que apoyen procesos dentro de las mismas comunidades.
El V Festival (1980), tiene el apoyo del Dr. Baumann. El evento es concebido como un “Encuentro con la música, la danza, y la artesanía autóctona”, poniendo en relieve los valores musicales y dancísticos de diferentes regiones andinas de Bolivia “a fin de que el país pueda conocer y conservar esta riqueza invalorable que forma parte de su patrimonio y que da a Bolivia un puesto excepcional en este campo”. Paralelo al Festival se realiza una Exposición de 300 tejidos andinos y de "warmi munachis".
El VI Festival (1984) se realiza en el Centro Simón I. Patiño con el propósito de representar la diversidad sociocultural del país, con la participación de comunidades y pueblos indígenas de Potosí, La Paz, Santa Cruz, Tarija, Cochabamba, Oruro, y Beni y es difundido a nivel nacional por la televisión estatal. Si bien la parte central del Festival se realiza en el Centro, se organizan varias presentaciones en Cliza y en el Coliseo de la Coronilla. Además se expone una colección de instrumentos musicales etnográficos y otra de instrumentos musicales prehispánicos prestada por el Museo Arqueológico de la UMSS; asimismo, se realiza una feria de la comida a fin de mostrar la riqueza culinaria de la región.
La VII versión (1986) marca un cambio en la política cultural vinculada al Festival. Dedicado a la música y las danzas tradicionales de lo que fue el antiguo espacio misional jesuita en Moxos, el Festival es realizado en el departamento del Beni, con el objetivo de promover procesos locales y el fortalecimiento de las identidades culturales comunales. Se da también un cambio en las metodologías de investigación, incidiéndose en trabajos localizados y que generen un impacto más directo en las comunidades, para lo cual se trabaja directamente con los Cabildos Indigenales. De esta manera, se logra involucrar a los Cabildos Indigenales Canichana, Mojeño, Itonama, Baure y Sirionó en todo el proceso. Dos eventos se organizan de manera paralela: el Encuentro de caciques de los Cabildos Indigenales del Beni a fin de promover su organización y el Simposio "La Música de Moxos y su Contexto Histórico-Cultural", evento en el que participan investigadores de la talla de Rógers Becerra, Joseph Barnadas, Fernando Cajías y Antonio Carvalho.
Siguiendo esta línea de regionalización, la VIII versión (1988) se dedica a la macro unidad cultural conocida como el Norte de Potosí, logrando la participación de tropas de músicos provenientes de los ayllus (unidades territoriales) como los Macha, Chayantaqa, Layme, Jukumari, Pocoata. De manera paralela, se realiza una muestra fotográfica sobre el ritual del Tinku, registrada por el fotógrafo Fred Savariu, se realiza un festival del vídeo con temáticas indígenas y se presentan dos documentales producidos por el Centro: “La Fiesta de la Cruz en Macha” y “Bombori”. Asimismo, se exponen instrumentos musicales provenientes de los ayllus participantes.
La idea de hacer del Festival un "espacio de encuentro y confraternización de las diferentes comunidades pertenecientes a una gran macro unidad cultural", nacida en este Festival es la que primará en las siguientes versiones. Así, el IX Festival (1991) se orienta a promover no sólo las expresiones musicales y copleras de los campesinos chapacos, sino a generar procesos de encuentros macro. Por tal motivo, se organizan treinta festivales con las Sub-centrales campesinas y, en una segunda fase, seis festivales con las centrales provinciales. Los músicos seleccionados en esta segunda etapa son los que se presentan en el Festival realizado en Tarija.
La X Versión del Festival (1993) es convocada, bajo el denominativo “La Tradición Chaqueña” buscando caracterizar la tradición musical de los “chaqueños criollos”, sus géneros, sus instrumentos y centrando la atención en las ritualidades vinculadas a la vida comunal. Este Festival, realizado en la localidad de El Palmar, tuvo su cierre en la ciudad de Yacuiba.
El XI Festival (1996) estuvo dedicado a promover la “Música, danzas y máscaras de los Guaraní-Chiriguano”. Llevado a cabo en la comunidad de Ivamirapinta (Capitanía de Kaipipendi-Karowaychu) y ejecutado casi en su totalidad por los comunarios, y los Mburibicha locales Chiriguano, tiene dos eventos paralelos: exposición de máscaras guaraníes, y la presentación de dibujos de niños de las escuelas de San Jorge de Ipaty y de Kopere Loma, ambos presentados en la ciudad de Camiri. En esta versión se presentan grupos de las tres grandes macro identidades Guaraní-Chiriguano: izozeños, Ava y Simba.
Siguiendo la misma filosofía, la XII versión del Festival (1998) se orienta a trabajar con las comunidades afrobolivianas, una de las unidades socio-culturales más invisibilizadas de Bolivia. Concebido de manera conjunta entre el Centro Simón I. Patiño y los representantes del Movimiento Cultural Saya Afro Boliviano, cuenta con la participación de las comunidades afro-yungueñas. El Encuentro se realiza Coripata (Provincia Nor Yungas, La Paz), generando un Encuentro entre los abuelos con los jóvenes y con los niños. En este Festival participan músicos y mujeres cantoras de las comunidades de Mururata, Tokaña, Chijchipa, Santa Ana, San Joaquín, Coscoma, Cala Cala, Dorado Chico, Chicaloma.
La XIII versión del Festival (2001) está dedicada a mostrar toda la diversidad socio-cultural en Bolivia. Este evento, que recuerda los 30 años del Festival, promoviendo una cultura democrática por la paz y por el dialogo intercultural, se efectúa en el Centro Simón I. Patiño. En él se reúne a las expresiones sonoras diversas de quechuas, aymara, guaraní, chapaco, mojeños, afrobolivianos. Paralelamente se realizan dos exposiciones: de fotografías que muestran la historia del Festival y de instrumentos musicales etnográficos y se lleva a cabo el Simposio Internacional de Musicología “La música en Bolivia: De la prehistoria a la actualidad”.

El año 2003 el XIV Festival vuelve al campo pero se modifica en la necesidad de promover a los grupos más pequeños de tierras bajas. Este Festival dedicado a los Esse-Ejja, Tacana, T´simane y los Mosetene, es realizado de manera conjunta con las organizaciones indígenas y realizado en la localidad de Rurrenabaque.
Finalmente, el año 2006, luego de varios años de haberse dirigido hacia las tierras bajas, el XV Festival vuelve a las tierras altas. Concebido participativo, está dedicado a mostrar la riqueza musical, sonora, dancística de los Yampara de Chuquisaca. En el marco del evento, se realiza un Simposio Nacional de Musicología.

Fuente: Los Tiempos - 15/08/2010
http://www.lostiempos.com/oh/actualidad/actualidad/20100815/festival-luz-mila-patino-39-anos-de-encuentros_84844_161770.html

Bolivia: Cambio Climático, pobreza y adaptación

En este último tiempo vemos con mayor fuerza los efectos del fenómeno del cambio climático. Para el caso boliviano, presentamos un trabajo realizado por la Oxfam en la gestión 2009,donde se toma en cuenta varias regiones del país, el papel de las comunidades en este delicado proceso y los planteamientos del Estado Boliviano.

Esperamos que este documento nos ayude a iniciar una discusión respecto al rol de los diferentes sectores dentro de esta dinámica mundial. Creemos que la puesta en la mesa de esta problemática no debe suscribirse en el simplismo de una discusión "politiquera", por el contrario, debe generarse una posición crítica respecto a todos los cambios (económicos, sociales, culturales, entre muchos otros) que este fenómeno esta causando.
Bolivia: Cambio Climático, pobreza y adaptación

Compendio de Legislación Indígena Boliviana

Durante gran parte de la “vida” de la disciplina antropológica se trabajó con las sociedades, denominadas hoy, indígenas, etnias o pueblos; siendo entendidas como un mero “objeto de estudio”. Como sabemos, la antropología sirvió en su tiempo incluso a fines políticos y de asimilación. Pero eso, aparentemente, ya es historia; pues hace varias décadas en la misma disciplina se generaron diversas corrientes críticas y reflexivas que incluso contrapusieron esa antigua visión, haciendo que varios/as antropólogos/as apoyen “desde adentro” a las sociedades indígenas.
En esta relación bipolar, algunas veces no se contempló el papel de los Estados y la concepción que tienen estos en la diversidad cultural de cada nación. Mayormente, la ausencia o existencia de leyes o constituciones son determinantes, o deberían serlo, al momento de realizar investigaciones y acciones que involucran y afectan a estos sectores poblacionales. Una reflexión respecto a Bolivia y su Plurinacionalidad, la escuchamos en la entrevista realizada por el equipo de Antradio al antropólogo Guery Chuquimia.
En este sentido, como parte del marco general al conocimiento del estado de las sociedades indígenas en Bolivia y la manera legal que este Estado aborda la temática (y cumpliendo con lo prometido), ponemos a disposición de los/as lectores/as de PachaKamani, el Compendio de Legislación Indígena trabajado por Wigberto Rivero Pinto y Gigliola Oblitas Barba. Pese a que este trabajo no contempla la nueva Constitución Política de Bolivia es uno de los más completos. Las leyes presentes en este documento, continúan vigentes y son un principal referente para las investigaciones antropológicas.
Posteriormente, iremos añadiendo otros elementos legales referentes a las culturas y al patrimonio cultural. Esperamos que a partir de estos insumos podamos iniciar un proceso reflexivo y crítico de discusión respecto a estas normas.
Legislación Indígena Boliviana

VIVIR BIEN: ¿ UNA NUEVA VÍA DE DESARROLLO NACIONAL?

La versión XXIV de la Reunión Anual de Etnología (RAE-2010) organizada por el Museo Nacional de Etnografía y Folklore (MUSEF), con los auspicios de la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia y del Ministerio de Culturas, que se desarrollará en la ciudad de La Paz Bolivia, del 23 al 27 de agosto de 2010 y la II RAE en el MUSEF Regional Sucre del 19 al 20 de agosto de 2010.

SEMINARIO VI
Vivir bien: ¿Una nueva vía de desarrollo Nacional?
Esta última década, Bolivia ha sido espacio de cambios estructurales sobre todo políticos, económicos y sociales. Experimentamos por ejemplo una reforma a la Constitución Política del Estado (CPE), cuando Bolivia pasa a ser reconocida como un Estado Plurinacional Comunitario y Plurilingüe, haciendo posible la presencia de indígenas en los poderes de decisión; es el caso del actual Presidente que se reivindica como tal.

En este marco, desde el 2009, se viene manejando un discurso político y filosófico (ético-moral) de vida, inserto en la CPE, al que se ha denominado "Suma Qamaña o Vivir Bien", concepto acuñado entre algunos sectores de intelectuales aymaras, que se traduce según Albó como el "buen convivir" entre nosotros y la naturaleza, plasmado a su vez, en el Artículo 8, en otros idiomas como andereko (vida armoniosa), teko kavi (vida buena), ivi maraei (tierra sin mal) y qhapaj an (camino o vida noble).

Entre otras cosas, este concepto nos plantea un estilo de vida "con acceso al disfrute de los bienes materiales en armonía con la naturaleza y las personas"; sin embargo cabe preguntarse, ¿en qué medida responde a prácticas ancestrales andinas?, no sólo aymaras, sino también quechuas y de no ser así, ¿si existe una apropiación real del mismo y no es meramente discursivo?, sobre todo en su aplicación en los contextos urbanos contemporáneos.

Por otro lado nos interesa conocer si los términos lingüísticos utilizados en la CPE para tierras bajas como andereko, teko kavi, ivi maraei y qhapaj an son sinónimos al Suma Qamaña, se identificarán ellos con esta filosofía de vida?, puede definirse al Suma Qamaña en oposición a un estilo de vida alternativo al de occidente de corte individualista y de libre mercado?

Este debate se puede construir bajo tres líneas de análisis: A nivel teórico, para ver en que líneas de lo abstracto se está trabajando; en lo etnográfico/histórico, cuestionando a las realidades sociales desde el trabajo de campo y la documentación histórica; y a nivel de políticas públicas analizando el manejo de este concepto en distintos niveles de los poderes de nuestro país, en proceso de descentralización.

En este contexto invitamos a los interesados a contribuir en una de estas líneas temáticas sobre el Vivir Bien: Teoría, estudios etnográfico/históricos y políticas públicas.

Ademas de ello se tiene los siguientes temas:

SEMINARIO I
Arqueología y Arte Rupestre

SEMINARIO II
HISTORIA: Realidades Contextuales; Historias Especializadas e Interdisciplinarias con ciencias sociales y humanas; Historias locales o regionales e Historias Orales.

SEMINARIO III
Lingüística, Educación Intercultural Bilingüe (EIB) y Oralidad

SEMINARIO IV
Antropología Social y/o cultural

SEMINARIO V
CULTURA(S) POPULAR(ES): Folklore, Etnomusicología y Artes Populares

Inscripciones e información: Museo Nacional de Etnografia y Folklore

La etnografía en estudios cualitativos

De mucho tiempo incluimos un artículo respecto a metodología y antropología. Luego de los aportes de Susanna Rance, ahora Mario Yapu nos habla de la Etnografía y su papel en los estudios cualitativos. Extractamos esta información del PIEB.

Métodos de investigación en ciencias sociales: "La etnografía en estudios cualitativos"

El método etnográfico es una herramienta de la investigación cualitativa. El sociólogo y antropólogo Mario Yapu plantea que hay como mínimo tres razones para sopesar su importancia como enfoque teórico: no va a verificar teorías preelaboradas, es un recurso para captar subjetividades de los actores y es una forma de educar al investigador.
Primero que el investigador no va a la investigación a verificar conceptos definidos a priori o ideas preconcebidas, sino que éstos se van construyendo durante la investigación y a partir del fenómeno estudiado. En segundo lugar, el método etnográfico educa al investigador en la observación de un suceso de manera problematizada, orientada y bajo una estructura de procedimiento. Por último la etnografía permite llegar a interpretar el sentido más subjetivo de un discurso, se trata de un recurso para captar sensibilidades, sentidos vinculados a la afectividad y a la experiencia de los actores.
Si bien existen paquetes estadísticos que permiten captar los imaginarios de las personas, esto se concentra en un análisis de discurso por frecuencia o repetición de términos. Por ejemplo se puede grabar a un grupo de médicos hablando sobre sus pacientes, esa charla es introducida al paquete estadístico y el resultado es un análisis del discurso sobre la frecuencia de determinados conceptos usados en la conversación.
Sin embargo la observación etnográfica permite registrar hasta los detalles relevantes de un fenómeno determinado e interpretarlo incluso en sus detalles. ¿Pero qué tipo de fenómenos se puede estudiar con el método etnográfico? Mario Yapu plantea que es posible hacer etnografía sobre todos los fenómenos, desde el trabajo en laboratorios de física, pasando por las prácticas rituales indígenas, hasta los procesos de producción de conocimiento científico.
El método etnográfico ayuda a captar el significado de las prácticas sociales e interpretar esos significados, con el apoyo de la observación y descripción sistematiza del fenómeno. Por eso tiene que ver con la capacidad de describir, organizar y clasificar un fenómeno con la posibilidad de ser interpretado y generar campos de significado.
¿Cómo evitar que el investigador caiga en un trabajo subjetivo? Yapu dice que eso dependerá de cómo esté planificada la investigación y, dentro de ella, cómo esté planteada la pregunta central. Por ejemplo, si la pregunta es ¿cuáles son las prácticas rituales de un grupo de jóvenes en la plaza Avaroa?, la investigación se orientará a describirlas; pero si la pregunta es ¿cuáles son los discursos, prácticas y significados entorno a la enfermedad del cáncer en un grupo de médicos y/o enfermos?, la investigación deberá ir más allá de la mera descripción.
Por eso la observación es una de las técnicas principales de trabajo dentro del método etnográfico. Mientras unos plantean desarrollar una observación libre, otros optan por organizar esa observación. Yapu advierte que ayuda más definir “focos de observación” para evitar que la mirada se disperse y, a la larga, que el investigador sea gobernado por los datos que emergen de su observación. Si se trabaja en el comportamiento de la maestra en el aula, es posible focalizar la observación en las frases imperativas utilizadas por ella con los educandos.
Y aunque se cree que la etnografía es con prioridad un trabajo de campo, el investigador debe hacer una exhaustiva investigación bibliográfica antes de definir su pregunta central y sus focos de observación.
Entonces el método etnográfico comienza con una previa monografía sobre el fenómeno a estudiar que abarca sus aspectos sociales, económicos, geográficos, ambientales, políticos y otros, en esta etapa de problematiza el fenómeno en una pregunta central y, tal vez, secundarias. El siguiente paso es planificar el trabajo de campo, tomando en cuenta aspectos éticos, valorando los objetivos y definiendo los instrumentos de trabajo.
La observación directa es una técnica importante y puede ser complementada con el uso de filmaciones y fotografías, al margen de ello se puede intercalar con otros instrumentos como la entrevista en profundidad a individuos o grupos. No existe una secuencia rígida como para aplicar una técnica tras otra.
El reporte final de la investigación es otro momento importante del trabajo. El doctor Yapu dice que es aconsejable elaborar la escritura etnográfica con el proceso mismo de la observación, así se evita que los datos recopilados conduzcan al investigador por un camino distinto al de sus objetivos. El reporte es un proceso específico de afinar las conclusiones y cuando los datos se intercalarán con las interpretaciones y el análisis.

Miguel Peña Guaji el Ichini Mojeño

Miguel Peña, importante dirigente indígena de Mojos, ejerció como subcentral de Cabildos Indígenales del Territorio Indígena Multiétnico (TIM). Nació el 2 de julio de 1963, en Medio Monte, muy cerca del poblado de San Lorenzo de Mojos (Provincia Mojos, Departamento del Beni), realizó sus estudios básicos en la Comunidad Monte Grande del Apere. Único hijo varón entre cuatro hermanas, sus padres fueron don Ignacio Peña Hurtado del pueblo Chiquitano; su madre Martina Guaji Noe de la comunidad de Monte Grande del Apere perteneciente al pueblo indígena “mojeño trinitario”.
Culminó sus estudios secundarios en el Centro de Educación Media para Adultos en la ciudad de Trinidad. Y se casó con Elizabeth Noza Mosua, con quien tuvo 5 hijos.
En 1982 prestó su servicio militar en el Batallón de Policía Militar Nro. 3 de Trinidad.
Fue Presidente de la Subcentral de cabildos Indígnales del Territorio Indígena Multiétnico Nº 1 (TIM Nº 1) planteándose como línea de acción la lucha por la consolidación de la Tierra y Territorio como derecho comunitario indígena, y la defensa de los Recursos Naturales.
Como Secretario de Tierra y Territorio de la Subcentral de Cabildos Indigenales del Territorio Indígena Multiétnico Nº 1, logró el saneamiento de tierras en la región de Mojos en beneficio de miles de campesinos indígenas que eran privados de aquel derecho.
Durante su lucha en defensa de las tierras comunitarias de origen durante los gobiernos de Banzer y Sánchez de Lozada, fue encarcelado y torturado en celdas de la Policía provincial de San Ignacio de Mojos.
En el año 2000 encabezó al pueblo Trinitario Mojeño en la tercera Marcha Tierra, Territorio y la Asamblea Constituyente; y en el 2002 dirigió a su pueblo en la Marcha a la ciudad de La Paz, exigiendo la Asamblea Constituyente y la reconducción del Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA), además de la nacionalización de los hidrocarburos.
En el 2006 fue elegido Asambleísta Constituyente Plurinominal por el Beni por el MAS – IPSP, asumiendo la Secretaría de la Directiva Constituyente.
En enero del 2010 fue designado Viceministro de Interculturalidad del Ministerio de Cultura sentando presencia de la diversidad cultural de Bolivia y equilibrado la gestión cultural nacional trabajando principalmente en tierras bajas. Impulsor principal de la declaratoria de la cultural de Mojos como Patrimonio Cultural Inmaterial ante la UNESCO.
Murió el 27 de mayo del 2010 en el altiplano indígena boliviano (sobre la carretera Oruro – La Paz), en cumplimiento del deber, pues durante la mañana de este jueves 27 de mayo se había dirigido a la población de Yaco, en la Provincia Loayza del Departamento de La Paz, para entregar obras de restauración arquitectónica en el templo de dicha comunidad indígena. La delegación fallecida esta compuesta por Marco Vásquez Rivera, Fermín Mendoza Limachi y tres dirigentes indígenas mojeños (Teófilo Semo Muyba, Zenón Semo Moye y Cruz Tamo Guaji) miembros de la Organización Indígena Tierra Comunitaria de Origen del Territorio Indígena Multiétnico de Mojos.
Este es un homenaje a su persona por la constancia trabajadora por las culturas de Bolivia. Miguel, un hermano ejemplar que nos ayudó a salir de la teoría urbana para entrar a la práctica de las culturas de tierras bajas, en especial la mojeña. Fue un honor haber compartido con él la dura tarea de la defensa de la cultura y el patrimonio cultural de Bolivia, ahora nos impulsará y acompañará su espíritu que ha encontrado al Ichini ancestral.

Asurupaya Tata Miguel.

Atte. Richard Mújica A. y equipo PachaKamani
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Fuentes:
1)ÁVILA, Montaño, Hernán, El Ichini Mojeño ha despertado, Ed. SIRENA
2)Comunicado Oficial del Ministerio de Culturas, en fecha 27 de mayo de 2010
3) Fotos: Ministerio de Culturas

PachaKamani: 5 años de vigencia y actividad

Saludos estimados lector@s y seguidor@s. Retomando un largo distanciamiento, queremos anunciarles que este es nuestro mes aniversario. En este Mayo cumplimos 5 años de vigencia y actividad.
Cada paso que el equipo dio desde un inicio, se ve recompensado por las constantes visitas que ustedes hacen a nuestro espacio en Internet, estamos realmente complacidos. Como recompensa a ese constante apoyo en los días que quedan de mayo 2010, les haremos entrega de algunos presentes que esperamos sean de su agrado.
Por otra parte, les comentamos que PachaKamani se fortalece a nivel institucional ampliando las áreas de trabajo; especialmente en el área investigativa. Pronto serán testigos de los avances que estamos haciendo. Además, hasta la fecha hemos aglutinado información de investigación, cultura y antropología, que está en etapa de edición para su pronta publicación por el Blog, no se descuiden porque habilitaremos en descarga directa mucha información, libros electrónicos y videos de importancia investigativa en general; así como de información de primera mano sobre algunos viajes que realizamos recientemente.
En este mes tan especial no queremos olvidar a nuestros amigos quienes apoyan al equipo PachaKamani especialmente en la alimentación de este Sitio Web: Fernando Claros, David Ali “kirki”, Nestor Araujo, Henry Stobart, Susanna Rance, Cesar Jenaro, Felix Mendoza, entre muchos otros. Gracias a ellos y ellas este Blog puede llegar a cumplir su principal objetivo: la difusión y construcción del conocimiento.

Gracias a todos por todo.
Pachamampagara taqpachan taqikunata (aymara)
Asurupaya tatanabiana memenabiana (mojeño ignaciano)

Atentamente,
Equipo PachaKamani

LO “NATURAL” DEL RACISMO

Fernando Claros Aramayo*


El racismo surge como una estrategia político-social e ideológica de “unos” para el dominio sobre “otros”, es siempre negativo y condenable desde todo punto de vista.

En nuestro país, este flagelo llegó con la colonia y se perpetuó (por lo menos así parece) con la república y hoy en tiempos de pluriculturalismo y plurinacionalidad, para muchos es difícil olvidar lo que, insistentemente, nos inculcaron nuestros opresores: la baja autoestima.

Las manifestaciones racistas son tan naturales que, a través de la costumbre, se han hecho normales.

Existen muchos ejemplos, sin embargo voy a tomar uno que sucedió en las últimas Alasitas de este año 2010.

Esta manifestación costumbrista es muy significativa dentro el ámbito andino, lo que implica que las personas que están más ligadas, ideológicamente, a ellas son la de procedencia indígena y tal vez mestiza, tanto durante la venta como en la compra.

En este entendido me fue muy desalentador ver cómo existía un puesto en el que llevaba un cartel que decía “agencia de empleadas”. Hasta ahí todo bien, pero cuando uno veía al interior, las figuras que allí se vendían eran figuras de mujeres de pollera, como si las mismas solo servirían para ser empleadas y no se veía otra figura variante ni en género ni en “clase”; es decir, hubiera sido interesante ver figuras de varones, mujeres de pantalón, de vestido, blancas, afros, etc.

Este hecho me llamó a la reflexión de lo natural que esto parece y hasta chistoso (en la percepción de muchos), bonito (en la percepción de otros) e indignante en la percepción mía.

Esto es lo que ha dejado la colonia y lo ha fomentado la República. El cambio en esta manifestación es estructural, mental sobre todo.

Si queremos cambiar nuestras actitudes y buscar una verdadera justicia social, equidad y respeto a lo diferente, debemos iniciar por estos aspectos.

Considero que debería ser la alcaldía quien debería velar porque estos hechos no se repliquen, bajo alguna forma de sanción. De esta manera se estará enseñando la lucha contra el racismo y se estará sensibilizando a la población en general de que estas prácticas pueden ser sutiles pero lastiman la esencia del otro, en este caso de uno mismo. Nuestra identidad, mi identidad, hace que veamos estas figuras y nos preguntemos ¿mi mamá, mi abuela, mi hermana, servirán sólo para esto?

La otra pregunta es ¿quienes compran esto, para tener sometida a una mujer? La esencia de las alasitas es que compras un bien en miniatura para que eso se te haga realidad, por ejemplo compras un pequeño auto de madera y lata para que tengas uno de verdad. Al comprar el artículo detallado, las “empleadas domésticas”, ¿esperas que se te haga realidad de tener una para que te sirva? Es decir, estamos comprando ¿servidumbre o servilismo?

Es un tema muy delicado, pero lo que refleja, ese tipo de puestos de venta, es que no existe la mínima idea del respeto y mucho menos que eso es una muestra racista y discriminatoria.

Espero se tome en cuenta este pequeño análisis para posteriores hechos de esta naturaleza, y nosotros ayudemos a dar cuenta de actos de racismo que parecen normales y “así siempre es”.
* Fernando Claros Aramayo, es Antropólogo e investigador.

El Alto será sede del concurso nacional, elegirá a sus representantes para la gran final a celebrarse en Cobija – Pando

Albor, con el apoyo del Vice ministerio de Descolonización dependiente del Ministerio de Culturas, realizará por segundo año consecutivo el FESTIVAL DE LA CANCIÓN SOCIAL “STOP RACISMO” y tendrá como escenario a la Ciudad de El Alto.

“El racismo, como una forma aprendida despectiva hacia el otro y los otros, actualmente, el proceso de lucha por la reivindicación de las diversas culturas en el Estado Plurinacional de Bolivia, se ha fortalecido. Se lucha por los derechos individuales y colectivos en aras de lograr la eliminación del racismo”. Es la consigna que tienen los organizadores del evento.
En esta segunda versión el festival como en la pasada gestión se celebrará el día lunes 24 de mayo en la ceja de El Alto a partir de las 14:00 horas, del evento podrá participar músicos que tengan temas alusivos en contra del racismo y la discriminación.

Todos los humanos traemos la música por dentro niños, jóvenes, ancianos, hombres y mujeres. Cuando los padres quieren compartir algo con su niño(a), se le canta. Entonces la música es importante en la vida cotidiana de los seres humanos y un conducto para comunicarnos entre nosotros, ayuda a manifestar pensamientos, anhelos, sentimientos e incluso ayuda a expresar protestas o apoyos a manifestaciones sociales.

Se pretende transmitir con el II Festival de la Canción Social Contra el Racismo y la Discriminación “Stop Racismo”, sensibilizando a la población espectadora, sobre todo tomando en cuenta que este festival hará madurar composiciones musicales contra el Racismo y la Discriminación, lo que hará tomar conciencia con respecto a estos males de la sociedad tanto a los espectadores e interpretes de este festival.
Lo sucedido en la ciudad de Sucre, el 24 de mayo de 2008, cuando se perpetra uno de los hechos más claros de racismo dirigido hacia la población indígena originaria campesina, donde varios de ellos fueron maltratados en su dignidad y humanidad, maltrato que marcó un hondo disgusto en la población boliviana, especialmente en los jóvenes, quienes no quieren volver a ver días vestidos de dolor y humillación, rememoración que será expresada mediante la música en todas las ciudades capitales de los nueve departamentos de Bolivia de forma simultánea, en cumplimiento de lo mandado por el D.S. 131 de fecha 20 de mayo de 2009, Art. 3 “CUMPLIMIENTO. Cada 24 de mayo, todas las instituciones públicas y privadas del sistema educativo boliviano así como las entidades públicas del Estado Plurinacional de Bolivia realizarán actos públicos de educación, prevención y sensibilización contra la discriminación racial”.
El centro de poesía ALBOR arte y cultura en su vocación de servicio a la niñez y juventud paceña con su mandato “El arte como herramienta de transformación social” invita a los grupos a sumarse a este evento.

Detalles sobre la convocatoria engrasar a: CONVOCATORIA

Richard Mújica Angulo
(15 de marzo de 2009)

El uso del sombrero en el altiplano boliviano tiene, obviamente, un origen español. Las formas actuales del uso de esta pieza, muestran en sus formas, la gran semejanza con sombreros que actualmente se utilizan en Europa.

Tomando en cuenta, además, la inclemencia del clima altiplánico, hace que el sombrero sea “bienvenido”, desde un punto de vista pragmático; ya que este protegería del fuerte calor producido por el sol, así como de los vientos inclementes e incluso de la lluvia.

Sin embrago, en las últimas décadas, el sombrero fue cobrando otras significancias. Dos de ellas: el prestigio y, con este, el símbolo de autoridad. Actualmente el material con el cual está confeccionado el sombrero, dice mucho de la función que este cumple, tanto cultural como socialmente. Por ejemplo, los sombreros hechos de lana de oveja generalmente son de uso cotidiano y son preferidos por su durabilidad y resistencia. En varios sectores del país, estos sombreros mantienen un fuerte valor social, pues continúan siendo parte (incluso son requisito) de la indumentaria que enviste a las Autoridades Indígenas u Originarias de cada comunidad. Sin embargo, las nuevas concepciones estéticas y las débiles barreras del mercado, han facilitado el ingreso de sombreros confeccionados con materiales importados, que desde ya, incrementaron un plus, no tanto económico, sino simbólico y de prestigio.

Un poco lejos de este panorama, actualmente también se mantiene otras concepciones en torno al uso del sombrero. Concepciones que no solo relacionan al sombrero con aspectos de prestigio y funcionalidad, sino como parte de la expresión de la identidad étnica-cultural de sus poseedores.

En ese marco, los sombreros reflejan la pertenencia de una persona, sea mujer u hombre, a una región, sociedad y cultura específica. Justamente ahí radica la continuidad de las diversas formas, materiales, colores y complementos (cintas, espejos, plumas y otros) de los actuales sombreros.

Pero entrando más profundo, el sombrero no se queda solamente como un diferenciador regional “macro”; por el contrario, puede llegar a reflejar la identidad de género, de nombre (identidad individual) y por tanto de fuerza-energía del ajayu (“identidad espiritual”) de la persona que la posee.

Un ejemplo de ello, es el papel del sombrero para la cultura de las sociedades Qaqachacas, y cómo éste refleja elementos culturales compartidos por las sociedades de los Andes meridionales de Oruro y el Norte de Potosí (Bolivia).

Hasta hace aproximadamente tres décadas, para los habitantes de estas regiones, una de las más importantes prendas espirituales era la faja. Esta prenda, que se usa en la cintura aproximadamente a la altura del ombligo, acompañaba a la persona y se transformaba con ella, en las diferentes etapas de su crecimiento: desde la gestación hasta su vejes. Además contenía iconografía y colores que reflejaban, por un lado, la identidad de la persona, y por otro, la fuerza espiritual que ella buscaba expresar, en los diferentes momentos de su vida.

Como se explicará a continuación, y aunque no lo parezca, el uso del sombrero tiene mucho que ver con las fajas, la identidad y la energía espiritual.

En la etapa de la plena juventud, entre los 17 a 20 años, se dice que la energía espiritual de la persona pasa del obligo a la cabeza en el caso del varón, y del ombligo al corazón, en el caso de la mujer; por ello, el hombre teje su gorro (ch’ullu) “con diseños que le inspiren, y la mujer debe tejer su aguayo, lo que envuelve su cuerpo y corazón, donde ella debe incorporar diseños que le den inspiración”(Arnold 2007: 118) [1]. Así, mediante estos diseños, tanto el hombre como la mujer, respectivamente, muestran su fuerza e intención de ser: “guerreros” y “tejedoras”. De la misma forma en que su energía espiritual se trasladó a la parte superior de sus cuerpos, la faja también se trasladó, en forma de cintillas, a sus sombreros y monteras [2].

De esta forma, los sombreros se convierten en soportes de contenidos simbólicos, que alojan la expresión de la fuerza de vida que la persona transcurre en cierto momento de su vida. Ya que es en el sombrero donde se colocan las cintillas que actúan como “la faja en la cintura de la persona” (ídem), la cual muestra riqueza en sus diseños y colores. Además de las cintillas, “se usan los espejos para reflejar el brillo de la luz a los dos lados del sombrero, por tanto uno va detrás y el otro adelante. De esta forma, se puede saber del lenguaje del sombrero en qué etapa está tal o cual persona” (ídem).

Otra razón para que la atención de las fajas o cintilas se trasladen a la cabeza, y por ende al sombrero, es que a partir de los años ’70, se dejó de utilizar la almilla [3], ya que las jóvenes comenzaron a utilizar solamente polleras y blusas, las cuales descontextualizaron el uso de las fajas en la cintura.

Este complejo proceso de dinámica cultural, nos muestra que el simbolismo ritual-espiritual, expresado en las fajas y sus diseños y colores, no se deja aplacar por el tiempo ni las contemporáneas formas de vida. Por el contrario, este fundamento simbólico encuentra las mejores vías de transformación que procuran dar continuidad a la/s cultura/s de la/s sociedad/es de esta/s región/es. Este es un ejemplo de cómo un elemento foráneo, como es el sombrero, puede ser apropiado y resignificado de forma eficaz y a favor de la continuidad de las expresiones culturales de los pueblos indígenas y originarios de Bolivia.

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[1] Arnold, Denise Y. y otros. “Hilos sueltos: Los Andes desde el textil”, La Paz: Plural e ILCA 2007.
[2] Montera: Tocado de cuero que los hombres utilizan en los enfrentamientos del ritual del Tinku.
[3] Almilla: Especie de vestido tradicional de la mujer, generalmente de color negro.
[4] Foto: "Tinku de Macha" se puede apreciar la vestimenta de las mujeres.

ENTRE PREMIOS Y LIMOSNAS

Fernando Claros Aramayo*

La situación económica en nuestro país es muy delicada. Los pobres se hacen indigentes y los “pudientes” más “ricos”.Si esta situación es así, ¿porqué se premia al que más tiene?. Aunque usted no lo crea en nuestro país, para ganar algo, hay que tener dinero.

Por ejemplo: se debe tener una casa colonial, valuada en miles de dólares, para ganar un premio; Se debe depositar en los bancos un monto superior a los 500 dólares, para ganar autos; Debemos tener dinero para comprar los billetes de lotería y tener la posibilidad de ganar, por lo que quienes compran estos billetes (mientras más, mejor) son los que tienen dinero y pueden seguir ganando más; Hay que tener dinero para comprar un refresco embotellado y poder ganar los premios de promoción, como: enceres domésticos, más dinero, o, en el peor de los casos, tomar otro refresco. Los pobres no pueden comprar un refresco, ni siquiera uno de “muq’unchinchi”, mucho menos embotellado, por lo tanto no pueden ganar estos premios.

Otro ejemplo, sobre el premio al que más tiene, es el ocurrido durante el obsequio realizado por una “empresa de correos”, en donde se obsequió a quienes habían escrito a “Papá Noel”, adquiriendo, para el efecto, un timbre con un determinado valor - como corresponde a cualquier empresa de correos - sin embargo, a este premio solo accedieron los que podían comprar ese famoso timbre, por lo tanto, los que no tenían automáticamente fueron excluidos.

Algo observado, a lo largo de muchos años, es que a los dirigentes y políticos - quienes tienen un sueldo, comisiones y otros ingresos, y pueden pagar un consumo - se les invita y se les proporciona gratis cualquier artículo, en aras de ganar un favor determinado o, por último, “corchearse o ser llunk’u” con estas personalidades. Sin embargo, el indigente debe esperar horas para que alguien le invite algo, especialmente si de alimentos se trata.

El último ejemplo, es el de las alasitas, en donde el que tiene dinero es el que compra las miniaturas para poder obtener más; el que no tiene no compra nada. Por lo tanto, si la tradición es cierta, éstos últimos nunca tendrán nada, ni casa, ni auto, y mucho menos dinero; por el contrario, los que adquieren bienes en miniatura, durante las alasitas, serán los premiados, inclusive por las “divinidades andinas”.

Pero la limitación no solo está en las grandes ciudades, sino también en el campo, en donde los campesinos que más tienen pueden ganar más, por ejemplo: en San pedro de Buena Vista se realiza el “Toro Tinku” y para ingresar a este concurso mínimamente se debe tener un toro, que si lo cuantificamos, estamos hablando de un valor de más de mil bolivianos.
Este artículo llama a la reflexión a esas entidades que están premiando al que más tiene, para que cambien el rumbo de sus políticas acumulativas por políticas mucho más distributivas, solidarias y no solo redituables (descabellado ¿no?).

Se debe incentivar premios para los que menos tienen, por ejemplo: hace años atrás, en Cochabamba, la Manaco (empresa de calzados) organizaba las famosas “wallunk’as”, donde el premio estaba al alcance tanto de ricos como de pobres, solo se necesitaba participar.

¿Existirá algún día un premio para el indigente? Pienso que no, a no ser que eso reditúe ganancias para la empresa, institución o persona que lo haga.

Cuando se le da más al que tiene, se llama premio, pero cuando se le da algo al que no tiene, se le llama limosna; la diferencia es que el premio es un de alto valor económico y la limosna es el centavo de menos valor.

*Fernando Claros Aramayo, es Antropólogo e investigador boliviano. Agradecemos sus costantes aportes al Blog de Pachakamani.


Este 21 de febrero se conmemoró el Día Internacional de la Lengua Materna, una fecha proclamada por la Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para la Cultura, la Ciencia, la Educación y la Cultura (UNESCO), a fin de promover el plurilingüismo, el uso de los idiomas maternos y la diversidad cultural.
La lengua materna, la de las primeras palabras y la expresión del pensamiento individual, constituye el cimiento biográfico y cultural de cada persona y de su pueblo. Además, está demostrado que los niños y niñas aprenden mejor cuando cursan los primeros años de enseñanza en el idioma materno.
“Las lenguas son de manera intrínseca, vectores de comprensión del prójimo y de tolerancia. El respeto de todos los idiomas es un factor decisivo para garantizar la coexistencia pacífica, sin exclusión, de todas las sociedades y, dentro de ellas, de todos sus miembros”, según Irina Bokova, directora General de la UNESCO.
Convivencia con los idiomas
El Plurilingüismo —que puede definirse como la convivencia armoniosa de los diversos idiomas hablados dentro de un ámbito común— pasa a ser así un componente esencial de las políticas educativas y culturales, que merece una atención cada vez mayor, según la directora de la UNESCO.
La autoridad destacó que al mismo tiempo el aprendizaje de las lenguas extranjeras y, por su conducto, la capacidad individual de utilizar varias de ellas, constituyen factores de apertura a la diversidad y comprensión de otras culturas. “Por lo cual deber fomentarse como elemento constitutivo y estructural de la educación moderna”, señaló.
Lenguas en peligro de extinción
Al igual que las especies animales en vías de extinción, los idiomas están desapareciendo rápidamente y necesitan nuestra dedicación e interés para mantenerlos vivos.
En las últimas décadas el número de lenguas habladas en el mundo ha disminuido dramáticamente debido a la expansión económica y cultural de unos cuantos países dominantes. Hasta hace algunas décadas existían en el mundo alrededor de 10.000 lenguas pero actualmente, según la UNESCO, se hablan aproximadamente 6.000. Y la situación parece agravarse, ya que unas 2.500 lenguas están gravemente amenazadas y en peligro de extinción.
La diversidad lingüística que ha caracterizado a la humanidad se está perdiendo; el 96% de los idiomas actualmente existentes lo habla sólo el 4% de la población mundial, mientras la mitad de la población planetaria se expresa en algunos de los ocho idiomas dominantes, entre ellos el inglés y español.
La UNESCO estima que si no se toman medidas políticas al respecto, cerca del 90% de las lenguas desaparecerán o serán remplazadas por las lenguas dominantes para finales de siglo.
Un impulso a la revitalización desde la UII del Fondo Indígena
Ante la situación descrita, y teniendo en cuenta que las lenguas de los pueblos indígenas son las más amenazadas, el Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y El Caribe (Fondo Indígena) impulsa la revitalización lingüística y cultural de los pueblos desde la Universidad Indígena Intercultural (UII).
La UII es una iniciativa que, con el objetivo de contribuir en la formación de profesionales indígenas cualificados y con capacidad de liderazgo, se inscribe en el Programa Emblemático de Formación y Capacitación de Fondo Indígena. Durante el 2010, la UII impartirá la Diplomatura en Revitalización Lingüística y Cultural, con el fin de formar gestores de la revitalización lingüística y cultural comprometidos con los procesos comunitarios de sus pueblos y capaces de acometer los grandes desafíos que enfrentan hoy los pueblos indígenas en términos de la sostenibilidad de sus lenguas y culturas en el siglo XXI.
Este postgrado tendrá carácter semipresencial, combinando la formación presencial con la formación a distancia a través de la plataforma virtual de enseñanza de la UII. El postgrado se desarrollará con la coordinación académica del Instituto de Investigación Lingüística Aplicada (CILA) de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM), Perú, y el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), México. El Fondo Indígena otorga 25 becas a profesionales y líderes indígenas para que puedan participar de dicha capacitación.

Fuente: http://www.fondoindigena.org/notiteca_nota.shtml?x=18287

ALASITA, FIESTA DEL EKEKO

[En la polémica del origen de las Alasitas y del ekeko publicamos un artículo, como muchos otros, publicados en el 2006 que ratifican a Bolivia como se epicentro de práctica y origen]

Esperanza, prosperidad y encuentro. Es la fiesta de Alasita, aglomera a un gran número de personas que se reúnen para adquirir miniaturas que simbolizan algún objeto que se quiere obtener en el transcurso del año. En Alasita los artesanos en miniatura elaboran documentos, alimentos, ropa, adornos, muebles, accesorios, artefactos del hogar y del trabajo, edificios, casas, terrenos, dinero, autos, todo lo que pueda imaginar que representan el cotidiano vivir de la gente este donde este.
El 24 de enero de cada año, es dedicado a esta actividad cuyo principal personaje es el ekeko, iqiqu, o simplemente ekeko, es una deidad que simboliza la abundancia, su actual figura es la de un hombre gordo cargado de muchos objetos y un cigarrillo en la boca, los brazos extendido, cuyas manos agarran billetes.
La tradición estipula que debe comprarse estos objetos de miniatura a las 12:00 del medio día, por significar una “buena hora”, para realizar esta compra y tener asegurada su adquisición real a lo largo del año o en el futuro.
En el pasado precolombino y republicano se acostumbra a guardar objetos pequeños que simbolizan la producción, como protección de estos productos para que la vida de la comunidad sea prospera
Actualmente, las autoridades comunitarias, mama t'alla y jilaqata están consignados a tener guardado replicas de la comunidad, vale decir, figuras de llama, alpacas, ovejas, toros, productos de la chacra como papa, chuño, granos y otros, que se convierten en illas que son amuletos que atraen la abundancia a la comunidad.
Cada persona casada o soltera, hombre o mujer, le corresponde una clase de illa, así existen illas de protección contra las enfermedades, las maldiciones y otras que buscan garantizar la prosperidad personal o familiar.
Al comprar una miniatura en Alasita se convierte en una illa, que debe ser ch'allada (rociada con vino, alcohol, flores y coca) intercomunicando al objeto, la persona que compra con las deidades de la pachamama (madre tierra) y los achachilas (los cerros) quienes facilitan en el futuro que el objeto comprado sea real. La religión católica aprueba estas manifestaciones culturales, precisamente algunas personas que hacen ch'allar recurren también a la bendición del sacerdote combinando ambas creencias.
Las illas de producción (ganado y producción de la chacra) tienen otra faceta, se han convertido en pasaportes, autos, casa, ropa, etc., que simbolizan la vida urbana, ejemplo que las creencias aymaras han transcendido las costumbres urbanas, llegando a otros estratos sociales quienes son ahora, los que mantienen la creencia de prosperidad comprando miniaturas. Las miniaturas que reflejan la esperanza de obtención de deseos “pequeños” hechos “grandes”.

Gloria Villarroel s.
Artículo publicado el 2006 en: http://www.winaybolivia.com/articulos/alasita_art.htm

EL GENERO DEL ACHACHIL WARA WARA EN CHOJÑACOTA

Estimad@s heman@s:

Primero desearles felices fiestas de fin de año, que esta nueva etapa sea lo mejor para todos y todas quienes siguen este Blog, esperamos siempre que este medio sea, por lo menos, interesante para todos ustedes. Un Fuerte abrazo desde Bolivia.

Como un regalo de fiestas, adjuntamos en formato PDF un excelente artículo de Gloria Villarroel respecto a los textiles andinos titulado: "EL GENERO DEL ACHACHIL WARA WARA EN CHOJÑACOTA" el cual fué publicado en los Anales de la Reunión Anual de Etnología organizado por el Museo de Etnografía y folklore, este es el Abstract del artículo:

La amplitud de las significaciones, representaciones y vivencias de nuestras culturas son perspectivas de investigación que reservan conocimientos por explorar. Los elementos culturales como la música, la danza, cerámica u otros son temas de investigación insaciable, tal es el textil, pieza única de arte que transmite conocimientos antiguos y presentes por medio de la escritura del color, iconografía y por el proceso de elaboración del mismo.

Es una pieza única pues es realizada para una persona de acuerdo a sus características y función de uso de la pieza. Es transmisora de conocimientos antiguos y presentes por el uso del color, la forma, la iconografía que reflejan la memoria del recorrido histórico de la comunidad y la historia mítica, así mismo cuenta las características geográficas de la comunidad o región, su producción ganadera, agrícola y otros; por el proceso de elaboración se restablece la memoria de la organización social, política, creencias y costumbres.

El texti de Chojñacota nos enlaza a la representación del género por medio de un icono que se repite en todas los tipos de tejidos tanto de hombre como de mujer. Se conserva la significación del género, simboliza lo masculino y lo femenino como una unidad a la vez que diferencia los espacios de ser hombre y ser mujer.


El Genero del Achachil Wara Wara. Gloria Villarroel Salgueiro


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