¿“CHOLAS” O “BIRLOCHAS”?

Fernando Claros Aramayo*

No tengo ánimos de ser conservador ni tradicionalista, porque esa no es mi perspectiva.

Sin embargo me preocupó bastante ver una elección de “miss cholita”. No voy a mencionar el lugar porque ya vi el mismo procedimiento en varias elecciones[1].

Quiero empezar indicando que la “chola”, en Bolivia, surge durante la colonia, sin embargo ésta se afianza y se convierte en propia de una clase social aceptada como tal. Es decir, en nuestro país se considera a la “chola” como parte de nuestra manifestación cultural ligada, principalmente, a factores costumbristas, manifestado en distintas regiones de nuestro país que comprenden los Departamentos de La Paz, Chuquisaca, Potosí, Cochabamba y Oruro, es decir, una mayoría nacional.

Se distingue del resto poblacional por la vestimenta, fundamentalmente, pero mucho más aún por patrones de comportamiento cultural acentuados en grupos étnicos muy diferenciados como son los quechuas y aymaras (mayoritariamente).

Estos patrones son mas acentuados en las áreas rurales que en las urbanas. Por efectos de la migración, los comportamientos culturales se van distorsionando en las ciudades. La distorsión del comportamiento de la “chola”, en la mayoría, es involuntaria a partir de los efectos de la globalización, pero en el caso de la elección de la “miss cholita” se está atentando y forzando a un cambio conductual que rompe radicalmente las conductas culturales.

Es muy raro ver en el campo a las cholitas manifestando sus sentimiento amorosos con acciones como tomarse de las manos, enviarse besos con las manos, besarse en público, etc. hecho que es muy frecuente entre las denominadas “birlochas”.

Entonces en las elecciones se las obliga a realizar e imitar actitudes como si estuvieran eligiendo una miss común (con el estereotipo europeo o norteamericano). Los patrones de comportamiento no son los mismos y el querer imitarlos hace que se entre en lo ridículo, por ejemplo: las vueltas demostrando su figura no tiene relevancia en las “cholitas” como en las “birlochas”; el hacer que manden besos con las manos no les sale bien, etc. entonces ¿porqué no se observa los patrones culturales y se busca otra manera de hacer esta elección (si es que quieren efectuarla siempre)? ¿Se dignarían a realizar una investigación sobre los comportamientos y la percepción de belleza en el mundo andino?

Bajo esta perspectiva, podrían realizar esos concursos a partir de preguntas sobre su cultura, sus aspiraciones y por último un desfile muy moderado acorde a su forma de caminar, de comportarse, de manifestarse, etc. Es decir, dejarlas que sean ellas mismas y no hacerlas actuar bajo “formatos de elección” que nunca han contemplado a las “cholitas” verdaderamente. Nunca se han tomado en cuenta los conceptos de belleza para el mundo andino, los parámetros de evaluación son los aprendidos en el lugar de origen que, por lógica, son extranjeros y ajenos a nuestra realidad.

Si queremos conservar algo de nuestra forma de ser y nuestra tradicionalidad, o queremos revalorizar nuestra cultura, por lo menos orientemos estos hechos acorde a una realidad más respetuosa de nuestras costumbres y elijamos a la “cholita” por su belleza y sus actitudes y no por su mejor imitación a las “birlochas”.

*Fernando Claros Aramayo, es antropólogo e investigador de la UNIPAIN-VDC


[1] Fotos de: http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/misc/newsid_6904000/6904556.stm


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